DESDE "PAULA" DE ISABEL ALLENDE QUE UN LIBRO NO CONMOVÍA TANTO EN RELACIÓN A LA MUERTE DE UN SER QUERIDO
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Un regalo sensible para esta Nochebuena
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Stella Matute
viernes, 11 de diciembre de 2015
DELIA. Crónica de un abrazo
Dos hermanas en una historia conmovedora.
El dolor y la ausencia, el amor y el compromiso social,
la alegría y la aventura.
Desde "Paula" de Isabel Allende ningún libro
conmovió tanto en relación a la muerte de un ser querido.
El dolor y la ausencia, el amor y el compromiso social,
la alegría y la aventura.
Desde "Paula" de Isabel Allende ningún libro
conmovió tanto en relación a la muerte de un ser querido.
Una lectura imprescindible.
Ya disponible en
Librería Hernández, Clásica y Moderno,
Fedro Libros, Badaraco Libros, Librería de Ávila,
Borges Libros, Prometeo
y también por Mercado Libre.
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Lía Salas - Bibliotecaria del Colegio Nacional de Buenos Aires
DICE LÍA SALAS: Si de la tarea de bibliotecarias y en tanto catalogadoras se trata, ¿cómo se rotularía?, estaría en el género literario de poesía sumado a una suerte de crónica de testimonial tipo biográfico?, pero es que nuestras normativas catalográficas no las contemplan conjuntas, pero si utilizo otras normativas mas laxas? tal vez podría ser, en fin, inclasificable... cómo solemos resolver? poniendo el típico código de "misceláneas" y chau problema.
Pero aparece la insistencia de echar una mirada por última vez.
Lo importante acá es que sea accesible al usuario diría nuestra razón de ser... Además resulta que la autora, como sin querer nos va envolviendo en la historia y uno de tanto querer catalogarlo se va metiendo en ella.
Conmoviéndose, reflexiva en distintos momentos, y hasta donde uno se siente testigo de un tiempo y par, porqué no, como pueblo masacrado, herido... en ese batallar eterno de las utopías, por mejorar la condición humana. A pesar de los pesares, y que definitivamente "Hay días malos.."
Desde esa ternura y humanidad que Stella nos transmite, sin querer o sin saber tal vez, nos alarga la voz y el abrazo de Delia, nos trae su frescura, sus mensajes, su mucho mucho por decir, y discutir porqué no, aún lo trunco, por seguir soñando, amando, no sólo para los suyos sino todos, y todos es TODOS!! aún para quienes no se lo merecen... pero estan en nuestro único barco...
Hay mucha vida en este libro, había aún mucha mucha vida en Delia...
Gracias Stella por acercarnos a tan bella persona, gracias por compartir su poesía, música, su mucho por decir, por vivir... que seguirá andando los camino con vos y los tuyos, y quizás un poquito con quienes nos conmovimos en sus decires.
Stella, tu primer libro es al decir de Nietzche "De todo lo que está escrito, amo solo lo que una persona ha escrito con su sangre.... y descubrirás que la sangre es espíritu.
Lo importante acá es que sea accesible al usuario diría nuestra razón de ser... Además resulta que la autora, como sin querer nos va envolviendo en la historia y uno de tanto querer catalogarlo se va metiendo en ella.
Conmoviéndose, reflexiva en distintos momentos, y hasta donde uno se siente testigo de un tiempo y par, porqué no, como pueblo masacrado, herido... en ese batallar eterno de las utopías, por mejorar la condición humana. A pesar de los pesares, y que definitivamente "Hay días malos.."
Desde esa ternura y humanidad que Stella nos transmite, sin querer o sin saber tal vez, nos alarga la voz y el abrazo de Delia, nos trae su frescura, sus mensajes, su mucho mucho por decir, y discutir porqué no, aún lo trunco, por seguir soñando, amando, no sólo para los suyos sino todos, y todos es TODOS!! aún para quienes no se lo merecen... pero estan en nuestro único barco...
Hay mucha vida en este libro, había aún mucha mucha vida en Delia...
Gracias Stella por acercarnos a tan bella persona, gracias por compartir su poesía, música, su mucho por decir, por vivir... que seguirá andando los camino con vos y los tuyos, y quizás un poquito con quienes nos conmovimos en sus decires.
Stella, tu primer libro es al decir de Nietzche "De todo lo que está escrito, amo solo lo que una persona ha escrito con su sangre.... y descubrirás que la sangre es espíritu.
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Alberto Catena - Periodista - La Nación, Revista Cabal, Florencio
DICE ALBERTO CATENA: Hay seres insustituibles en la existencia de algunas personas. Seres cuya ausencia hunde, a quienes los amaron y perdieron, en una grieta opresiva y oscura de la que solo se sale luego de un proceso de mucho dolor, extrañamiento y recuperación. Una forma que la ley universal de las compensaciones ha inventado para evitar que la irrupción de la muerte no nos lleve también a los que quedamos vivos y nos permita mantener la continuidad de un cariño, de un sentimiento por alguien que significó mucho para nosotros y no deseamos que su figura se apague en el olvido.
Los duelos sanos, aquellos que nos ayudan a sortear bruma irreparable y nos devuelven aptos a la vida, aunque no sin huellas de ese tránsito, se procesan de muy distintas maneras. No hay fórmulas fijas que se puedan comprar en las farmacias ni que sirvan para todos. Cada cual deberá aprender la mejor manera de encararlos; hay un itinerario propio, un diálogo con uno mismo que se debe recorrer, sin prisa pero sin pausa, para llegar a buen término. La escritura es uno de los modos. Uno descubre que algunos creadores como Jorge Manrique, aquel famoso español del siglo XV que compuso las “Coplas a la muerte de mi padre”, Raymond Carver en “La vida de mi padre” o Miguel Hernández en “La elegía a Ramón Sijé” usaron la literatura como instrumento catártico. Y así muchos otros. Stella Matute, la actriz argentina detectó también que en su antigua afición por la escritura podía encontrar una fuente de alivio."
Nota de Alberto Catena para la Revista Cabal Digital:
http://www.revistacabal.coop/entrevista-con-la-actriz-stella-matute-0
Nota de Alberto Catena para la Revista Cabal Digital:
http://www.revistacabal.coop/entrevista-con-la-actriz-stella-matute-0
Héctor Puyo - Periodista - Telam
DICE HÉCTOR PUYO: "Leí tu libro, queridísima compañera. Qué dulzura, que elevación de sentimientos. Yo no tuve hermanos pero me pusiste delante de un vínculo delicioso. Tu corazón es enoooooorme. Beso grandote. H.
OPINIONES II
DICE LEONARDO ROMANI: "Stella Matute hoy "Crónica de un abrazo" me acompañó durante todo mi día. Primero lo leí de principio a fin, luego abriéndolo en cualquier página, al azar. Es un libro precioso, tanto Delia como vos escriben desde la trinchera, palabras como fusiles..."
DICE
JUAN JOSÉ CARRERÓ: "Querida Stella, acabo de terminar de leer el libro y te aviso que no sólo me pareció colosal sino que pasará a ser uno de mis libros de culto, de esos que se releen siempre que se los necesita. Fue un placer hacerlo y seguramente lo será cada vez que lo haga. Un beso"
DICE IVONNE FOURNERY: "Mi muy querida Stella: Siete días me ha llevado leer tu indescriptible libro. ¡Es tan intenso y extenso! No podría, so sabría hacerte una devolución porque todavía sigue dando vueltas dentro de mí. Y seguirá hacéndolo. Estas pocas líneas sólo pretenden decirte que nunca, nunca, NUNCA tuve una experiencia como ésta. La mezcla de la belleza con el dolor era tal qeu por momentos me era imposible saber cuál era la figura y cuál el fondo. Comparto cada una de tus furias, y me ayudan a drenar las mías. No hay consuelo posible. Ni lo habrá. Sólo el privilegio de haberla tenido. Que tampoco alcanza porque ya no está. Lo único que me permite es asombrarme frente a esas sonrisas que no sé de dónde sacás las fuerzas para ponerte en la boca y no desairar a quienes intentan aplacar tu estado permanente de carne viva. Es un acto de amor a la altura de Delia. Y que sigas viviendo. Y trabajando. Y sintiendo. En cuanto a mí, no tengo modo de agradecértela, porque desde ahora ella no sólo está dentro de mí sino de todos los que hayamos transitado ese abrazo. Plenamente conciente de que tampoco eso sirve para nada. Mil gracias. Te quiero con toda el alma."
JUAN JOSÉ CARRERÓ: "Querida Stella, acabo de terminar de leer el libro y te aviso que no sólo me pareció colosal sino que pasará a ser uno de mis libros de culto, de esos que se releen siempre que se los necesita. Fue un placer hacerlo y seguramente lo será cada vez que lo haga. Un beso"
DICE IVONNE FOURNERY: "Mi muy querida Stella: Siete días me ha llevado leer tu indescriptible libro. ¡Es tan intenso y extenso! No podría, so sabría hacerte una devolución porque todavía sigue dando vueltas dentro de mí. Y seguirá hacéndolo. Estas pocas líneas sólo pretenden decirte que nunca, nunca, NUNCA tuve una experiencia como ésta. La mezcla de la belleza con el dolor era tal qeu por momentos me era imposible saber cuál era la figura y cuál el fondo. Comparto cada una de tus furias, y me ayudan a drenar las mías. No hay consuelo posible. Ni lo habrá. Sólo el privilegio de haberla tenido. Que tampoco alcanza porque ya no está. Lo único que me permite es asombrarme frente a esas sonrisas que no sé de dónde sacás las fuerzas para ponerte en la boca y no desairar a quienes intentan aplacar tu estado permanente de carne viva. Es un acto de amor a la altura de Delia. Y que sigas viviendo. Y trabajando. Y sintiendo. En cuanto a mí, no tengo modo de agradecértela, porque desde ahora ella no sólo está dentro de mí sino de todos los que hayamos transitado ese abrazo. Plenamente conciente de que tampoco eso sirve para nada. Mil gracias. Te quiero con toda el alma."
OPINIONES I
DICE MARGARITA CARBALLAL: "Hace muchos años leí como en
"Memorias de Adriano" Marguerite Yourcenar hablaba de la cantidad de
estatuas que el Emperador hizo para mitigar su duelo por alguien muy importante
para él, y que fue muy criticado por algunos. Adriano (Yourcenar) explicaba que
el problema es que todos hemos sufrido algún duelo y nos comparamos
inmediatamente viendo a la reacción de otros (lloré lo suficiente? también la
extraño tanto?). Pero "DELIA. Crónica de un abrazo" no es una fria
estatua de mármol, es vida, es amor, es dolor...es el mejor homenaje, porque
nos hace conocerlas, porque nos hace reir por momentos. Porque cuando terminé
de leerlo me alegré mucho de conocer a Stella y me lamenté de no haber tenido
la oportunidad con Delia. Disfruté enormemente de cada poesía, de cada
anécdota, de cada recorte de diario. Felicitaciones a las dos!!! por haber
logrado esa relación y por habernos regalado la oportunidad de leerlas."
DICE MARÍA TERESA DIFALCO: "Querida Stella Matute, hace
ya unos cuantos días que ando buscando palabras, esas palabras que puedan
reflejar fielmente lo que sentí al leer tu libro "Delia, Crónica de un
abrazo", y se me esta haciendo difícil, que cosa no? yo que siempre ando
con las palabras de aquí para allá pintando los paisajes de mi corazón,ahora no
encuentro la exacta, la justa, la que te diga lo que sentí al leerte, seguro
sabes que la emoción estaba de antes, que me vine con ese libro pegadito a mi
cuerpo, ansiosa por leerlo, porque sabia que en el te iba a encontrar y que
encontraría a Delia, y que la iba a querer tanto como te quiero a vos, y así
fue, ahí están las dos, en ese ir y venir hermanadas, en ese intercambio de
vida, por momentos me sentí espectadora de ese amor y en otros, participe de
momentos que a su vez me llevaban también a mis vivencias, la emoción estuvo
siempre, en cada pagina, en cada foto, pude reírme con las risas de ustedes,
sentir la ternura de ustedes, estuve allí, en cada poema, en ese relato tuyo
tan perfecto pero tan devastador a veces y tan sencillamente bello siempre, aun
en el dolor, aun en la ausencia. Gracias por esa crónica Stella, gracias por
"ese traje de Delia que cosiste con la desnudez de tu dolor" pero que
de alguna manera, permite celebrar ese abrazo para siempre. con amor y
admiración hacia vos inmensa Matute, yo sigo buscando la palabra."
DICE MAR STIEBEN: "Stella, tu libro me ha hecho reir,
llorar, emocionar, angustiar, volar... gracias! Mil gracias por esa palabra que
abraza desde el corazón!"
DICE MÓNICA SANTIBAÑEZ: "Acabo de leer tu libro,
querida Stèl. Anduve por el recorrido hondo, amargo, interminable del dolor.
Pero a la vez, en el mismo instante y con la misma intensidad, sintiendo el
profundo, infinito, dulce y radical amor de las dos, y de cada una. Gracias y
abrazo inmenso."
dolor. Todos los sentimientos se hacen palpables a través de
las palabras. Impresionante. Me lo devoré en dos minutos."
lunes, 16 de noviembre de 2015
Marcas - página 103 - Leído por Mónica Santibañez
MARCAS
Me
hice un tatuaje...
A
decir verdad nunca me gustaron los tatuajes.
Han
sabido despertarme críticas y repudios...
Pero
me tatué el nombre de Delia en la muñeca izquierda. El nombre de Delia grabado
en mi piel para siempre.
Sencillamente,
hice visible la marca que ya llevo, desde siempre y para siempre, en el alma.
Eso,
justamente, fue lo que me ayudó a tomar la decisión...Un día, hace ya algunos
meses me puse a pensar en dos cosas: primero, en que solemos soportar marcas en
el cuerpo que no hemos decidido; y segundo, que portamos marcas en el alma que
podemos decidir hacerlas visibles en el cuerpo.... Así empecé a darle forma a
esta decisión.
Yo
se todo... Ya se han encargado de hacérmelo saber y, sobre todo, de hacérmelo
sentir. Se, bien que sé, que no soy la única a la que se le ha muerto un ser
querido y que hay tragedias mucho peores que la mía... Se que soy intensa y
febril. Se qué soy exagerada y manifiesta. Se que soy vehemente y que puedo
ponerme hincha pelotas (o ser siempre hincha pelotas, si querés) Pero así
soy... Para todo... Para amar, para sentir, para pelear, para ayudar, para
duelar.... No me siento ni la más desgraciada ni la dueña del dolor... No... En
absoluto... Me siento infinitamente triste. Y soy cobarde... no puedo con la
soledad que el dolor impone. Me enloquece... Necesito compartirla, convocar al
abrazo, llamar al consuelo... La injusta y temprana partida de Delia tiene para
mi la dimensión de todo mi dolor. Me re significa todas mis ausencias. Me deja
huérfana de toda orfandad.
Entonces,
el tatuaje.
Hacer
visible esa marca indeleble que llevo en el alma.
...
y sigue...
Para leer más: pagina 102 de "DELIA. Crónica de un abrazo"
y sigue...
Para leer más: pagina 102 de "DELIA. Crónica de un abrazo"
"Silbo de soledad", de Delia Matute
Poema escrito por Delia en la década del ´80 y musicalizado por Milton Vicente Albergoli
Interpretado en esta oportunidad por Francisco Pesqueira y Lautaro Matute en homenaje a su autora.
Interpretado en esta oportunidad por Francisco Pesqueira y Lautaro Matute en homenaje a su autora.
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Mónica Santibañez lee textos del libro
"Recuerdos, anécdotas... la vida I" - 2 de abril de 2013, ocho meses después.
Texto de la página 72.
"Recuerdos, anécdotas... la vida II" - 20 de octubre de 2013, catorce meses después.
Texto de la página 93.
Lautaro Matute canta "Como hoy", de Delia Matute
"Como hoy" en un poema que María Delia Matute le dedicó a su hermana, Stella, en julio de 1988.
Carlos Porcel de Peralta, Nahuel, la transformó en canción.
Lautaro Matute la canta en la presentación del libro.
Carlos Porcel de Peralta, Nahuel, la transformó en canción.
Lautaro Matute la canta en la presentación del libro.
Te amaré, de Silvio Rodriguez. Interpretado por Francisco Pesqueira
El día que Stella Matute se enteró de que Silvio Rodriguez le dedicó el tema "Te amaré" a su hija Violeta, entendió la exacta dimensión de la profundidad de esa canción.
"Te amaré hasta el fin de los tiempos / Te amaré y después, te amaré", dicen sus versos. Y sólo a una hija, un hijo, una hermana, un hermano o a alguno de los padres, se puede amar hasta el fin de los tiempos y después.
Por eso eligió que Francisco Pesqueira la cantara en oportunidad de la presentación de "Delia. Crónica de un abrazo".
"Te amaré hasta el fin de los tiempos / Te amaré y después, te amaré", dicen sus versos. Y sólo a una hija, un hijo, una hermana, un hermano o a alguno de los padres, se puede amar hasta el fin de los tiempos y después.
Por eso eligió que Francisco Pesqueira la cantara en oportunidad de la presentación de "Delia. Crónica de un abrazo".
Primeras palabras de la autora en la Presentación de su libro
Estoy muy nerviosa y muy emocionada, y como sabía que iba a
estarlo no voy a improvisar, he decidido leer. Tengo mucho que agradecer y no quiero olvidarme de nadie ni de nada.
En primer lugar y fundamental a Fernando Musante, mi
compañero, que me bancó estoicamente en los momentos más difíciles de todo este
proceso que fue duro, fue triste, fue enloquecedor. El primer tiempo de extremo
dolor; el tiempo de decidir si editar o no este libro; el tiempo de dudas y
correcciones; y estos últimos días de ansiedades y nervios. Y también agradecerle porque ha trabajado
mucho para que todo esto de hoy en la Presentación salga bien.
A Ture Salvatore, Ture, y a Fernando Belvedere, el Belve.
Editor y Director de Arte de Grupo Editorial Sur/Lamás Médula. Ambos le han
dedicado tiempo, esfuerzo, talento y amor a la edición de mi libro. Amor por
sobre todo. Cada encuentro con Ture ha sido muy especial. El y Belve se han
preocupado por cada punto, por cada coma , por cada imagen. Han trabajado mucho
y me han tenido mucha paciencia. El libro es un hecho y es bellísimo gracias a
ellos dos. Y también les agradezco el título del libro. Que es un hallazgo y lo
eligieron ellos.
Ya en el libro le agradezco y le estaré para siempre
agradecida a Olga Cosentino, que generosa y amorosamente me prologó,
prestigiando y legitimando mis escritos. Realmente no sé si yo me hubiera
animado a editarl finalmente el libro si no me hubiera llegado el Prólogo de
Olga, que me llegó en los primerísimos minutos del 19 de enero de este año y
que la mayoría de ustedes saben, es mi cumpleaños. Parece mentira, parece que
no puede ser, pero fue así. En los primeros minutos de mi cumpleaños me llegó
el mail que tenía el Prólogo y fue un manto de amor. Como dije, le voy a
agradecer por siempre esa generosidad. Y
vuelve a ofrecerme hoy su palabra, su presencia y su cariño.
A Francisco, amigohermanoymuchomas. Que no sólo va a cantar
en esta noche sino que ha sostenido este libro desde su gestación. Desde antes
de que yo supiera que este libro iba a ser una realidad, él ya estaba ahí
sosteniendo.
A Mónica Santibáñez, amiga. Exquisita actriz. Me emocionó
muchísimo cuando me ofreció amorosamente estar acá hoy y prestarme su voz y sus
emociones para leer algunos textos. Eso para mí es un regalo enorme, porque yo
sé que Mónica no se ofrece habitualmente para leer en este tipo de eventos. Y
sin embargo, ni bien yo anuncié que el libro entraba a imprenta ella me
escribió diciéndome: “Matu, cuando el libro se presente yo quiero estar ahí y
leer”.
A Lautaro, mi hijo. Qué puedo decir… Yo necesitaba que él
estuviera acá hoy. Yo siempre necesito que él esté. Y él está acá hoy. Como
siempre. Como desde hace tantos milenios.
A mis sobrinas. Marina, Magdalena y Melina, las hijas de
Delia. A ellas les agradezco tanto que estén. Para mí es mucho más que una
emoción que hoy me acompañen. Para mí era imprescindible que ellas estuvieran
acá hoy.
A Lili Flores, que es la hermana de mi hermana y no puedo
decir mucho más. Lili es la hermana de mi hermana. Ella para mí ha sido, es, un
sostén en mi dolor y yo siento que he sido, soy, un poquito para el suyo que es
idéntico.
A Argentores. Estoy muy agradecida de presentar mi libro en
este lugar que habito diariamente. Estoy muy agradecida por la forma en que me
lo han ofrecido y por la forma en que me han ayudado a concretar esta
presentación. Es una alegría y un gran reconocimiento para mí poder estar en
este espacio y recibir aquí a mis afectos para presentar mi libro y homenajear
a Delia, que supo recorrer los talleres de este lugar antes de que yo trabajara
aquí. Gracias Argentores. No voy a nombrar a nadie en especial porque considero
que ha sido la entidad la que hoy me abre sus puertas de una forma muy amorosa.
Y gracias a todos, todos, todos y cada uno de ustedes. De
verdad los que están hoy acá es porque yo he necesitado que estén. Y les
agradezco con el alma la presencia.
La idea es que celebremos el nacimiento de un libro. Un
libro que celebra la vida de Delia. Su vida y mi vida junto a ella. Como digo
en varias de esas páginas soy la que soy en un 90% gracias a ella, a su
compañía, a su sabiduría, a su consejo, y también, por qué no, a sus retos y sus
enojos. Delia no fue sólo mi hermana mayor. Fue sostén, maestra, compañera,
amiga, compinche, cómplice y hermana mía. Ella fue quien lo definió así una
vez, ella dijo: “Stella no es sólo mi hermana. También es hermana mía”. Y para
mí fue para siempre así. Y así era. Y así es en esta nueva forma de su
existencia que voy acomodando en mi camino como puedo.
Y para celebrar tendremos en un principio la palabra de
Olga, la voz de Francisco, la guitarra y la voz de Lautaro, y la voz de Mónica
leyendo algunas de mis palabras.
Voy a darle, entonces, la palabra a Olga Cosentino.
viernes, 13 de noviembre de 2015
Palabras de Olga Cosentino, responsable del Prólogo
La periodista Olga Cosentino, responsable del Prólogo del libro, se dirigió al público con un sensible discurso para presentar "DELIA. Crónica de un abrazo".
Hace apenas dos días, con la sobriedad que impone la veda electoral, una mayoría de argentinos evocamos esa jornada epifánica que fue el 17 de octubre del 45. Quiero recordar acá un párrafo del discurso que el entonces Coronel Perón pronunció frente a la multitud que exigía su presencia al grito de “queremos a Perón”, al cabo de varios días agónicos con el líder preso en Martín García. De aquella arenga improvisada –digo- quiero evocar el pasaje en que aconsejaba al pueblo: “Únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria”.
Dicho esto, permítanme que evoque a los hermanos acaso más míticos y remotos, a Caín y Abel. Y como cito en el prólogo del libro que aquí se presenta, la referencia es un párrafo de Jorge Luis Borges en El Elogio de la Sombra donde dice: “Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel... Se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas Caín advirtió en la frente de Abel, la marca de la piedra. Dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abel contestó: “¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.”
La fuerza del vínculo fraterno, su capacidad de fortalecer a sus integrantes cuando se unen ante la adversidad, su supervivencia, a veces más allá de la misma muerte, ha sido desde siempre motivo de análisis y reflexión para las ciencias humanas y ha dejado su huella en la leyenda, en la historia, en la política, en las artes.
El libro que hoy presenta Stella Matute no sólo suma una nueva marca al campo complejo e inabarcable de ese lazo (tanto el sanguíneo como el afectivo) sino que, por alguna razón, no elegida pero no por eso menos simbólica, aparece ante todos nosotros en continuidad casi inmediata con un 17 de octubre en el que se ha celebrado precisamente aquel acontecimiento cuando, por primera vez, Perón saludó desde el balcón de la Casa de Gobierno abriendo sus brazos en un gesto que devendría emblemático, como queriendo abrazar, cobijar, a una multitud plebeya y leal. Y no casualmente, al menos para mí, este libro llamado “Delia” lleva como subtítulo “Crónica de un abrazo”. Y no acaban ahí las correspondencias, porque lo que nuestra querida Stella nos entrega con su Delia – Crónica de un abrazo es, sí, el homenaje de su amor a la hermana que el destino le arrebató tempranamente, pero no es sólo un llanto o elegía fúnebre, ese género poético que desde el Renacimiento tuvo exponentes de la estatura de Sor Juana, de Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre, de García Lorca en su Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, o de nuestro Juan Gelman a la muerte de Emilio Jáuregui, el primer periodista desaparecido-asesinado durante el onganiato.
No, el libro de Stella Matute es, en términos literarios, un acto poético de libertad y de resistencia ante toda adversidad, incluida la muerte. Stella no nos entrega sólo una elegía fúnebre sino que la entreteje con una épica, la de su vida junto a su hermana Delia, y con un drama: el de sus propias vidas y el del país, incluyendo episodios felices y etapas tenebrosas, golpes militares, dictaduras, crímenes de lesa humanidad, exilios, regreso a la democracia y, desde hace doce años, un nuevo amanecer para los derechos a una identidad nacional fundada en la verdad, la memoria, la justicia y la igualdad. Estamos ante una obra que articula elegía poética, épica y drama; un libro que ustedes van a leer con la fascinación que lo biográfico sólo puede despertar cuando, como en este caso, exhibe el encanto de una prosa exquisita, en la que al lector le es permitido asomarse a la riqueza interior de dos mujeres excepcionales. Tan excepcionales que, aunque una de ellas esté muerta, las dos están vigorosamente presentes en las páginas de Delia – Crónica de un abrazo. Tan excepcionales que las dos, como aquí puede leerse, coinciden no sólo en el sufrimiento que provoca la pérdida de lo amado sino en entender que la muerte, a pesar del misterio que encierra, no es tan poderosa como se pretende. Y no lo es porque depende necesariamente de la vida. Sólo lo vivo puede morir confirmando, de ese modo, su existencia. Delia y Stella son, en este libro, dos mujeres luminosas y valientes que le han perdido el respeto a la Muerte y no aceptan rendirse ante el dolor que provoca. Delia y Stella son dos mujeres que resisten.
Como recuerda Stella que escribió Delia en el poema que le dedicó, en julio de 1988: “Que se jodan la Muerte, el Silencio y la Nada” Que se jodan, digo yo, tomándole prestada la frase a ambas, porque aquí está, a pesar de todo, “Delia – Crónica de un abrazo”.
Hace apenas dos días, con la sobriedad que impone la veda electoral, una mayoría de argentinos evocamos esa jornada epifánica que fue el 17 de octubre del 45. Quiero recordar acá un párrafo del discurso que el entonces Coronel Perón pronunció frente a la multitud que exigía su presencia al grito de “queremos a Perón”, al cabo de varios días agónicos con el líder preso en Martín García. De aquella arenga improvisada –digo- quiero evocar el pasaje en que aconsejaba al pueblo: “Únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria”.
Dicho esto, permítanme que evoque a los hermanos acaso más míticos y remotos, a Caín y Abel. Y como cito en el prólogo del libro que aquí se presenta, la referencia es un párrafo de Jorge Luis Borges en El Elogio de la Sombra donde dice: “Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel... Se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas Caín advirtió en la frente de Abel, la marca de la piedra. Dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abel contestó: “¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.”
La fuerza del vínculo fraterno, su capacidad de fortalecer a sus integrantes cuando se unen ante la adversidad, su supervivencia, a veces más allá de la misma muerte, ha sido desde siempre motivo de análisis y reflexión para las ciencias humanas y ha dejado su huella en la leyenda, en la historia, en la política, en las artes.
El libro que hoy presenta Stella Matute no sólo suma una nueva marca al campo complejo e inabarcable de ese lazo (tanto el sanguíneo como el afectivo) sino que, por alguna razón, no elegida pero no por eso menos simbólica, aparece ante todos nosotros en continuidad casi inmediata con un 17 de octubre en el que se ha celebrado precisamente aquel acontecimiento cuando, por primera vez, Perón saludó desde el balcón de la Casa de Gobierno abriendo sus brazos en un gesto que devendría emblemático, como queriendo abrazar, cobijar, a una multitud plebeya y leal. Y no casualmente, al menos para mí, este libro llamado “Delia” lleva como subtítulo “Crónica de un abrazo”. Y no acaban ahí las correspondencias, porque lo que nuestra querida Stella nos entrega con su Delia – Crónica de un abrazo es, sí, el homenaje de su amor a la hermana que el destino le arrebató tempranamente, pero no es sólo un llanto o elegía fúnebre, ese género poético que desde el Renacimiento tuvo exponentes de la estatura de Sor Juana, de Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre, de García Lorca en su Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, o de nuestro Juan Gelman a la muerte de Emilio Jáuregui, el primer periodista desaparecido-asesinado durante el onganiato.
No, el libro de Stella Matute es, en términos literarios, un acto poético de libertad y de resistencia ante toda adversidad, incluida la muerte. Stella no nos entrega sólo una elegía fúnebre sino que la entreteje con una épica, la de su vida junto a su hermana Delia, y con un drama: el de sus propias vidas y el del país, incluyendo episodios felices y etapas tenebrosas, golpes militares, dictaduras, crímenes de lesa humanidad, exilios, regreso a la democracia y, desde hace doce años, un nuevo amanecer para los derechos a una identidad nacional fundada en la verdad, la memoria, la justicia y la igualdad. Estamos ante una obra que articula elegía poética, épica y drama; un libro que ustedes van a leer con la fascinación que lo biográfico sólo puede despertar cuando, como en este caso, exhibe el encanto de una prosa exquisita, en la que al lector le es permitido asomarse a la riqueza interior de dos mujeres excepcionales. Tan excepcionales que, aunque una de ellas esté muerta, las dos están vigorosamente presentes en las páginas de Delia – Crónica de un abrazo. Tan excepcionales que las dos, como aquí puede leerse, coinciden no sólo en el sufrimiento que provoca la pérdida de lo amado sino en entender que la muerte, a pesar del misterio que encierra, no es tan poderosa como se pretende. Y no lo es porque depende necesariamente de la vida. Sólo lo vivo puede morir confirmando, de ese modo, su existencia. Delia y Stella son, en este libro, dos mujeres luminosas y valientes que le han perdido el respeto a la Muerte y no aceptan rendirse ante el dolor que provoca. Delia y Stella son dos mujeres que resisten.
Como recuerda Stella que escribió Delia en el poema que le dedicó, en julio de 1988: “Que se jodan la Muerte, el Silencio y la Nada” Que se jodan, digo yo, tomándole prestada la frase a ambas, porque aquí está, a pesar de todo, “Delia – Crónica de un abrazo”.
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Una platea colmada
La platea del Auditorio Gregorio de La Ferrêre, de Argentores, se vio desbordada de público el 19 de octubre cuando Stella Matute presentó su primer libro: "DELIA. Crónica de un abrazo".
Palabras de Ture Salvatore
Ture Salvatore, director de Grupo Editorial Sur/Lamás Médula y editor responsable de "DELIA. Crónica de un abrazo", ofreció un sensible discurso en la presentación del libro.
Ture Salvatore
(Editor Responsable Grupo Editorial Sur/Lamás Médula)
lunes, 9 de noviembre de 2015
Antes de la Presentación
Al poco tiempo de irme a vivir sola por primera vez, puse en un vaso con agua una semilla de una palta que me había alimentado una solitaria noche de mi primera casa, un monoambiente que apenas podía pagar con mi magro sueldo de secretaria...
A los pocos días la semilla largó su raíz y luego fue un amoroso viaje biológico ver crecer ese brote verde e ir convirtiéndose en un arbolito perfecto en sus proporciones y verdes. Muchas veces tuve la sensación de que si me quedaba mirándolo fijamente durante algunas horas podía ver su crecimiento. Del vasito pasó a un frasco, del frasco a un florero, de allí a una maceta y ya no se pudo más porque el monoambiente era muy monoambiente.
El amigo de un amigo tenía un enorme patio en las afueras de Capital y allí fuimos a trasplantar a mi compañero verde. Fue toda una emoción esa ceremonia que coronamos con gran asadito y brindis. Volví a regarlo varias veces durante algunos años y lo ví convertirse en gran árbol que daba frutos. Algunos años más tarde la vida me premió con el premio más premio de todos los premios.
La dimensión exacta y perfecta del amor vino a mi vida llamándose Lautaro, y me convertí en madre. ¿Hay palabras para definir ese júbilo? Debe haberlas pero esa es tarea de escritores. Solo puedo decir que ya nada fue igual, que todo tuvo, tiene y tendrá color, olor y sabor a maternidad. Mis logros son los suyos, sus logros son mi orgullo. Lo vi nacer, lo vi crecer, lo vi volar... Lo veo hoy, hombre, plantado en sus convicciones, brillante en sus talentos. Y es la vida para siempre.
Para compensar tanta vida mi libro nace de las entrañas del dolor, de la oscuridad del zarpazo de la muerte. Pero nace, y es vida también. Vida trasmutadora de dolor. Coraje para enfrentar lo inmortal. Lo inmortal. Un árbol, un hijo, un libro. Ese árbol, ese hijo, ese libro dirán que estuve aquí. Por eso este hueco que me atraviesa la panza. Por eso esta sensación de inmensidad que me atorbellina. Por eso este abrazo que me acuna.
Los espero allí hoy.
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